domingo, 23 de diciembre de 2012

Temporización

23 de diciembre, diez el 21. Lejos uno del otro, con escasa comunicación. Cada vez que toca un período vacacional, un hilo se corta. Es la confianza la que hace que las cosas no se desvanezcan. Me conozco esta historia, la de siempre. Una mano que dice adiós a través de un cristal. Una pequeña melancolía que te envuelve.

Y en aquel momento, daba el sol y se oía caer el agua de la fuente. Pensaba no en que se parara el tiempo sino en que estuviese siempre así, con la respiración relajada, escuchando, escuchandote hablar, reir, callar... Son pocos días, es poco tiempo, como a poco sabe el tiempo que pasamos juntos. Últimamente, casi doce horas diarias. Últimamente.

Una sonrisa, una canción, un abrazo infinito, unos ojos cristalinos que miran con cariño. Esa mañana supe que era único y para siempre. No era una intuición, era el propio momento que me daba una representación a largo plazo de cómo se irían desarrollando los acontecimientos.

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