martes, 3 de septiembre de 2013

Hace tiempo...

Hace tiempo que no escribo. Digamos que el mundo sigue girando y lo que ponga, no tiene pinta de ser trascendente e interrumpir lo que hace que éste siga su propio ritmo. Ahora bien, hablemos del tiempo.

Las vacaciones, ese período al que cada año temo por separarme de lo que amo, han resultado ser reconfortantes. Mi sueño, un faro. Un faro que ilumine de noche a todos los barcos que se hayen desorientados. Quizás también un reclamo a la vida. Soy amante del mar por naturaleza. Poder disfrutar todos los años de unos días de ese agua tan salada que me sorprende una y mil veces, flotando, arañando la arena. No puedo definir lo que siento frente a él. Me dejo llevar por su interminable música. Consigue devolverme la calma y el entusiasmo. Muchos días de baño este año. Ahora que ya han pasado, los recuerdo y pienso en que ojalá  fueran eternos. Yo estaba muy muy muy a gusto. Es y será siempre mi hábitat.

El campo, la montaña. Eso que tanto anhelé hace un tiempo y que ahora me resulta cargante por todas las experiencias vividas y por el continuo machaque que sufro por parte de aquellos que sólo destacan sus cualidades como lugar de reunión con el resto del universo, sin darle importancia al aire, al sol, el agua, ...  Los tiempos han cambiado. Todos hemos cambiado. Mi forma de ver las cosas también. Pero he de reconocer que infinitas veces pienso en perderme entre hermosos pinares. Conducir hasta donde termine la carretera. Dejarme llevar.

No quiero empezar a trabajar. No quiero madrugar. No quiero tener que poner la tele para divertirme y, sin embargo,ver como el mundo es tan complicado. No quiero.

Aceptemoslo, el tiempo de descanso se acabó. Para todos. ¿Qué vendrá ahora? No se puede tener miedo. No se puede tener miedo a conseguir todo aquello con lo que soñamos. Hay que luchar hasta el final. Si no lo hacemos así, está claro que las cosas no cambiarán nunca.

Sólo queda levantarse cada mañana con una sonrisa en la cara. Ser positivos ante el trabajo, ante la vida, porque el trabajo es vida. Si vienen días buenos, a disfrutarlos y si vienen días malos, a aprender de ellos.

Así que reloj, sigue haciendome feliz en esos pequeños momentos en los que consigo olvidarte. Sigue marcando los tiempos. Tu gobiernas.

lunes, 13 de mayo de 2013

¿No hay mal que por bien no venga?

Eso que me acabas de decir no me gusta. Hace que me sienta mal por eso no me gusta. ¿Qué podemos hacer? Mañana tendrá que haber una recompensa. Hoy era un buen día. Hoy era un día alegre. Un día en el que deseaba más que nada verte. Mirar tus ojos y sonreir de felicidad. No espero que me rechaces de esa forma. No esperaba que mañana no pudiese estar contigo. Sólo esperaba tres horas a solas contigo. Pasear y reir. Creo que realmente se está volviendo complicado cumplir mi propósito. Sólo pido tres horas a la semana. Tú y yo. Y en medio siempre los demás. Mañana espero mi contrapunto. Vuelvo a sentir lo de siempre. Un lo siento absurdo que me suena chirriante. Creo que a nadie le tendría que molestar más que a tí. No me digas lo siento. No me pidas perdón. Cámbialo. ¡Cámbialo de una vez! Mientras tanto, días buenos y días malos. Qué buenos son los buenos y qué malos son los malos.

martes, 1 de enero de 2013

Comienzo del año

Te voy a contar lo que nunca te contaré. Te voy a contar qué es lo que pasa. Pasa que es muy elástico tener una persona a tu lado sólo los días que te apetece y que te es útil. Pasa que sólo te acuerdas de esa persona de vez en cuando, cuando el aburrimiento llama a tu puerta. Pasa que no te preocupas por ella, que no se la presentas a nadie como dices tú que es para tí. Pasa que siempre estoy esperando ver si un día te das cuenta de que las cosas no funcionan así, de que si somos dos, las decisiones se toman en conjunto y no cada uno por separado. Siempre te queda la excusa de que eres jóven, un niño, que no sabe lo que hace y que claro, no puedes tomar ciertas decisiones.Yo no lo creo. Muy niños para ciertas cosas y muy mayores para otras. En cualquier caso, pasa que no voy a poder hacerte feliz porque lo que a tí te apasiona, lo que a tí te gusta, a mi no me hace feliz. Al contrario, cada día me produce mas rechazo.

Hoy es 1 de enero. ¿Acaso creo yo que todo esto va a cambiar? ¿Me compensa estar la mitad de los días comiendome la cabeza y la otra mitad tan feliz? ¿Qué debo hacer? ¿Es esta una buena manera de comenzar el año? Sinceramente, lo que más me apetece ahora es olvidarte. Olvidar qué significas para mí porque no te lo mereces. Siempre hay uno que pone más que el otro en estas cosas. Siento decir que el que más pone, más pierde. Ley de vida.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

De pesca.

Y todo era precipitado. Tus llamadas, nuestas salidas, todo se convertía en algo rápido y sin previa meditación. Ahora que tengo tiempo lo pienso y digo: calma, serenidad, simpatía y amabilidad. Es preferible hacer las cosas despacio y bien que deprisa y mal.

Hay veces en las que no hay tiempo para pararse a pensar. Veces en las que sólo puedes actuar y todo depende de ese momento. No pretendo forzar la máquina pero con un poco de ayuda todo sería más sencillo. Al final, cuando se está pescando, se suelta hilo para engañar al pez y, en el momento más inoportuno, clavarle el anzuelo y que quede pescado. No pretendo pescar nada ni engañar con nada. Pero la longitud de ese hilo es mi paciencia. Supongo que llegará un punto en el que ya decida dejar de soltar y diga hasta aquí; Ahora empiezo a recoger.

Siempre sucede que alguien tiene que ser el primero. Y eso conlleva a que alguien tenga que ser el último. La mejor posición entre estas dos, la del primero; Sin embargo, es la más complicada.

Seguimos en el río un día más. Hoy ni he soltado hilo ni lo he recogido. No vengo a pescar. Vengo a reflexionar con el sonido del agua de fondo lo precipitada que se vuelve a veces la vida, según para quién. Unos piensan en que es demasiado y otros pensamos que es demasiado poco.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Temporización

23 de diciembre, diez el 21. Lejos uno del otro, con escasa comunicación. Cada vez que toca un período vacacional, un hilo se corta. Es la confianza la que hace que las cosas no se desvanezcan. Me conozco esta historia, la de siempre. Una mano que dice adiós a través de un cristal. Una pequeña melancolía que te envuelve.

Y en aquel momento, daba el sol y se oía caer el agua de la fuente. Pensaba no en que se parara el tiempo sino en que estuviese siempre así, con la respiración relajada, escuchando, escuchandote hablar, reir, callar... Son pocos días, es poco tiempo, como a poco sabe el tiempo que pasamos juntos. Últimamente, casi doce horas diarias. Últimamente.

Una sonrisa, una canción, un abrazo infinito, unos ojos cristalinos que miran con cariño. Esa mañana supe que era único y para siempre. No era una intuición, era el propio momento que me daba una representación a largo plazo de cómo se irían desarrollando los acontecimientos.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Hechos y no palabras

Y pasó el verano. Tal cual llegó, se fue. Todas esas mañanas pensando en que el primer día de trabajo no llegaría nunca y esas noches de brisa marina, de aire fresco de la montaña o de calor de ciudad se disiparon.

Y también quedaron atrás ese calor sofocante, esos baños en el Atlántico, ese ruido de los gallos al despertarme, los helados, las comilonas...

Pero hay algo que se ha quedado enganchado en el fondo de mi ser. La culpa, mía. Es inevitable que dé. Me encanta dar. Me encanta llamarte, saber cómo estás, comprarte un detallín... En realidad esperaba algo parecido de ti. Quizás yo, inconformista como siempre, no me quedo a gusto con saber de ti una vez a la semana, pero, soy así. Esperé tu llegada con una gran ilusión que se tornó en conformismo al ver que por tu parte no había las mismas ganas ( puede ser que no se pudiera pero siempre se puede porque querer es poder) . Cuando la emoción y las ganas de tirar del carro dan paso al " bueno, vale" y a la decepción, he de decir que algo ha fallado. Y ese algo soy yo, por no querer ver las cosas como son.

No es la primera vez que me pasa, pero sí a este nivel. Cuando conozco a alguien, sé de sus defectos y de sus virtudes. Todos tenemos nuestros más y nuestros menos. Me hago la ciega hasta que tarde o temprano las cosas salen a la luz y la realidad es la que es, no hay más vuelta de hoja.

¿Decepción? Puede que sí. Pero ya da igual, el pasado, pasado está. Sólo queda mirar al futuro y pensar en el presente. Veamos hasta dónde llegamos.

viernes, 22 de junio de 2012

Todo tirado.

Todo tirado. El tiempo, la vida. Gran desorden a mi alrededor. Siempre queremos lo que no tenemos pero en este caso, aún teniendolo todo, tengo un nudo en la garganta. Quiero recuperar el orden que tenía y ahora es cuando menos puedo hacerlo. Llega el verano y todas las costumbres adquiridas hasta ahora se van perdiendo. Yo me quedo sin tí. Y el tiempo que podríamos estar disfrutando ahora está plagado de obligaciones.

He pasado años diciéndome a mí misma: algun día podré hacer lo que crea oportuno. Ni siquiera con el tiempo que ha pasado se ha cumplido eso. Mi felicidad está basada en unos instantes en los que estas tú. Pero ¿Por qué me he habituado tanto a tí? ¿Por qué pienso tanto en tí? Y no sólo eso, ¿Qué me das que no puedo dejarte a un lado? Que me canso de las obligaciones, que no quiero saber nada de nada, que sólo me importas tú porque mi felicidad depende de tí, que necesito que las cosas me vayan un poco mejor. Que todo me parece poco y que no dejo de pedir por esa boca que tengo. Inconformista.